Capítulo III: El sistema de protección de menores se muestra incapaz de resolver el problema de la "menor".
En la segunda parte de esta historia narrábamos cronológicamente los inicios del proceso burocrático en el que se investigaba a la "menor" luego de que esta reconociera haber sufrido abusos sexuales durante su infancia.
Hasta este momento, ni los niños, ni educadores, ni la Dirección, da credibilidad a Marta. Todos piensan que está fabulando y que es un síntoma derivado de todos los traumas sumados durante su Infancia. Cristina, su figura referencia en el Hogar, empieza a trabajar con ella el establecimiento del apego seguro: incondicionalidad, disponibilidad y eficacia, según se recoge en el manual de Aldeas Infantiles. La psicóloga aplaude su trabajo.
En una reunión de trabajo acuerdan tomar una comparecencia a la niña para evitar que se enfade y vuelva a hacer lo mismo. La psicóloga y el Director se comprometen a trabajar con ella para cortar sus fabulaciones.
Unas semanas después de revelar sus abusos, Marta empieza a decir que oye voces de personas que abusaron de ella y que le ordenan que se tiene que matar. Cristina habla con la psicóloga y le trasmite esta situación. “Son voces que dicen que me suicide…“, escribe Marta.
La psicóloga le responde a la Educadora que “si realmente está pasando, claro que es grave". Y añade: "Si es cierto lo que reveló el otro día (refiriéndose a las voces) son episodios que encajan en el trauma que tiene que integrar ella, sabes?, como persona; no es capaz de integrar que su madre y la persona que tiene que cuidarte te maltrata a la vez, … es normal que haya este tipo de episodios desintegrativos y aparezcan este tipo de historias…”
En este sentido la psicóloga continúa: “Pero le vamos a dar una vueltecilla, … vemos a ver si podemos tratarlo antes de que te vayas … Es que me pillas ahora con un poco de prisa…. está claro que esta cría está muy fastidiada. Que nada, que ya está, que un besito muy fuerte y que cualquier cosa que me escribas, vale? (este testimonio se incluirá en un proceso judicial que después se abrirá contra la Educadora).
En este sentido, la Educadora se queda preocupada ¿y si Marta piensa de verdad suicidarse?... La psicóloga no le aporta ninguna indicación de cómo gestionar esta situación.
La unidad educativa se reúne para valorar el episodio y confían en derivar a Marta a un servicio de psiquiatría especializado, una petición que el equipo educativo del Hogar ya había solicitado de manera reiterada desde el principio. No obstante, esta petición siempre fue desestimada por parte de la Dirección del Centro.
Marta no es escuchada. Ha manifestado abusos sexuales durante su infancia, dice que oye voces que la invitan a suicidarse y no recibe nunca tratamiento especializado a pesar de la insistencia de la unidad educativa, con Cristina al frente.
La consecuencia
La vida continúa en el Hogar y su figura responsable y de referencia se va de vacaciones. Cuando ésta se incorpora a su trabajo, en el mes septiembre, recibe un expediente contradictorio.
En este expediente se afirma que la educadora mantiene un trato “privilegiado” y "de favor" con la niña. El informe habla, entre otros hechos, de “ausencias de larga duración de usted con la menor”, de “salidas de ocio exclusivas suyas con la menor” o “tratos de favor en el día a día que generan malestar”.
Cristina cuenta a la abogada de la Entidad lo que está ocurriendo y con su testimonio deja en evidencia las acusaciones. Pero la Dirección del Centro toma una decisión: poner fin a su contrato laboral con un despido improcedente.
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